sábado, 16 de marzo de 2013

Meditar y gorjear


       La palabra «meditación» viene del latín meditatio, (meditatĭo, -ōnis). Deriva de la raíz indoeuropea “med” medir, cuidar, tratar, modo, manera. Originalmente indica un tipo de ejercicio intelectual caracterizado normalmente por tener algunos de estos rasgos: Un estado de concentración sobre la realidad del momento presente y liberada de su actividad común. Atención que es focalizada en un único objeto de percepción, como por ejemplo la respiración o la recitación de palabras constante.


           El verbo meditar viene del latín meditare y posiblemente, este término esté compuesto de la raíz “med” (medio) y la terminaciónn “iter”. De tal forma que podemos interpretar que significa mediante iteración.
Iteración  es un vocablo que tiene su origen en el término latino iteratio. Se trata de una palabra que describe el acto y consecuencia de iterar, un verbo que se emplea como sinónimo  de repetir, entendidos como volver a   desarrollar   acción o pronunciar de nuevo lo que ya se había dicho.


     Itero viene de la raíz indoeuropea ID que dio Idem, item, Identidad.

       El concepto suele utilizarse para nombrar a la acción de repetir una serie de pasos varias veces. En el ámbito de la matemática, una función iterada es una función compuesta consigo misma. Una función compuesta, por otra parte, se forma por la aplicación sucesiva de otras funciones. Esto quiere decir que la iteración de una función consiste en la creación de una función compuesta a partir de la repetición de la propia función.
Las funciones iteradas son estudiadas en el ámbito de los sistemas dinámicos y de los fractales, que son los objetos  cuasigeométricos cuya estructura se repite a diferentes escalas.



Los judios se mueven, al rezar o estudiar la Torá. Parece una forma de mecerse para adelante y para atrás, no solo se hace exclusivamente frente al Muro Occidental sino en cualquier lugar que se rece o estudie la Torá.
Los motivos y razones son variados para este movimiento cadencioso de vaivén son variados, algunos se apoyan en el escrito: "Todos mis huesos dirán: ''Oh el Eterno, ¿quién hay como Tú?..." (Tehilim / Salmos 35:10). Por lo tanto, al momento de compenetrarse en la comunicación con el Eterno, hasta los huesos quieren ponerse a alabar, de modo tal que el cuerpo salta, bailotea, se estremece en júbilo de glorificación.

  

En las doctrinas tradicionales, los libros a menudo se designan por medio de términos que, en su sentido literal, se refieren al tejido. Esto lo vemos claramente en la palabra «texto». Así se podría decir que el “tejido” de la Tora se compone de «urdimbre» y de «trama». La «urdimbre» designa al libro fundamental y la «trama» a sus comentarios.

Sobre el significado de este simbolismo, hay que observar que la urdimbre, formada por hilos tendidos en el telar, representa el elemento inmutable y principal, mientras que los hilos de la trama, que pasan entre los de la urdimbre por el vaivén de la lanzadera, representan el elemento variable y contingente, es decir, las aplicaciones del principio a tales o cuales condiciones particulares. Por otro lado, si se considera un hilo de la urdimbre y un hilo de la trama, nos damos cuenta inmediatamente que su reunión forma una cruz.

De alguna manera el devoto se mueve como la lanzadera del telar, con un vaivén similar y reproduce el recorrido de la trama.
   
 Existe un término utilizado por la Biblia para referirse a un tipo de meditación   Se trata de la palabra Shasha (שצשצ). No habría ninguna pista de que se refiere a la meditación si no fuera porque se encuen­tra a menudo muy próxima a palabras que la denotan, y en especial Siyach. Normalmente traducida como "deleite" o "jue­go".  Shasha puede identificarse como una forma de medita­ción tanto sobre una base contextual como etimológica.
Según la mayoría de los expertos, la palabra Shasha, raíz poco usual de 4 letras, se deriva en realidad de la raíz Sha á ( שצצ ) o Shua (שוצ), que significa "estar ciego". La encontramos en versículos como éste: "Agrava sus oídos y ciega (sha á) sus ojos" (Isaías 6.:10). Una connotación de la palabra Shasha es la de estar ciego y ajeno a todo interés externo, como en el versí­culo: "La preocupación y la angustia me han hallado, mas Tus mandamientos son mi arrobo (shasha) (Salmos 119.:143).


       Sin embargo, otra palabra con la que tiene una estrecha relación es Sha'ah (שצה), que significa "prestar atención" o "di­rigir la atención", como en el versículo: "A Caín y a su ofrenda [Dios] no prestó atención (sha’áh)" (Génesis 4.:5). Lo mismo ocu­rre con el término Yesha (ישצ), "buscar ayuda", pues la persona que tiene problemas dirige toda su atención hacia su presunto salvador. Es precisamente de esta última raíz de la que se deriva la palabra Yeshua (ישוצה), "salvación". Parece revelador se­ñalar que estas dos palabras aparecen en un solo versículo: "Yo anhelo Tu salvación (yeshua), oh Dios, Tu Tora es mi arrobo (shasha)" (Salmos 119.:174).
Así pues, Shasha denota esa embelesada atención en la que uno es ajeno a toda influencia exterior. El único versículo que induce a muchos comentaristas a traducir Shasha como "juego" o "deleite" es: "Un niño jugará (shasha) sobre la cueva de una cobra" (Isaías 11.:8).  


         Un detalle que salta a la vista es que el objeto de la medi­tación Shasha se expresa casi siempre en función de la Tora o mandamientos de Dios. Mientras que en otros tipos de medita­ción también puede enfocarse sobre otros conceptos, Shasha se relaciona sistemáticamente con la palabra revelada de Dios.  .
          Otro detalle que advertimos es que Shasha está íntima­mente asociada con el amor a Dios. La manifestación más cla­ra de ello se observa en este versículo: "Tu amor vendrá a mí y me dará vida, porque Tu Tora es mi arrobo (shasha) (Salmos 119.:77). Vemos otro ejemplo en: "Yo me embeleso (shasha) en Tus mandamientos, a los que amo" (Salmos 119.:47). El térmi­no Shasha está, por ende, muy relacionado con el amor absolu­to a Dios y a sus enseñanzas, y se ve como producto de esa intensa pasión.


         Hay dos lugares donde Shasha y Siyach aparecen en con­junción. El primero es: "En Tus misterios (pekudim) yo  medito
(siyach), y consideraré Tus caminos. En Tus decretos yo me arrobo (shasha), no olvidaré Tu palabra... Descubre mis ojos para que yo pueda contemplar las maravillas de Tu Tora" (Sal­mos 119.:15-18).  

         En varios lugares los gramáticos señalan que las formas geminadas, de las cuales Shasha ( שצשצ) es un ejemplo, denotan la idea de que algo se repite rápidamente. Otros ejemplos son: Tzaftzef (צפצף), "gorjear", Tzaltzel ( צלצל), "tintinear", y Afef  (צפצף), "revolotear"; la última palabra procede de la raíz Auf (צוף), "volar".


      La palabra Shasha denotaría entonces una oscilación cons­tante de la concentración, una continua activación y desactivación de la atención.
Shasha representa los niveles más altos de meditación, y es significativo observar que los cabalistas hablan de un con­cepto similar en los niveles más elevados de meditación. En su visión, Ezequiel dice: "Los Chayot corrían y regresaban, como la visión de una luz centelleante" (Ezequiel 1:14). Los cabalistas señalan que esto no se refiere a los Chayot propiamente di­chos, sino a la visión de Ezequiel. Se encontraba en un nivel tan elevado que no podía sentarse y mantener constante la mirada: tenía que "correr y volver". Él contemplaba los Chayot y los veía como "relámpagos", después regresaba inmediata­mente para evitar ser engullido por su propia visión.


       Esto se explica mejor en el Sefer Yetzirah (Libro de la Creación), uno de los más antiguos y misteriosos textos cabalísticos.
Dice así:
  Diez Sefirot de la Nada,
Su mirada es como "la visión de un relámpago",
Su fin no tiene límites,
Y cuentan que "corren y regresan".

      Estos comentarios explican que cuando uno mira a las Sefirot, sólo puede hacerlo durante un instante, y las ve como un "relámpago". Quien alcanza este nivel no puede permane­cer en él más que un momento. Debe correr y regresar de in­mediato, lanzando una furtiva mirada a los más elevados ni­veles del infinito. Un místico posterior, el maestro hasídico Rabí Nachman de Breslov (1772-1810), habla de esto en relación con el Ser Infinito (Ain Sof). Dice que es una Luz tan elevada que sólo puede alcanzarse "tocando y no tocando", revolotean­do hacia delante y hacia atrás, para no perecer en su inte­rior.


    Este parece ser también el significado de Shasha: una aten­ción embelesada, contemplando los niveles espirituales más elevados, donde uno es ajeno a todas las influencias externas. Pero además implica el concepto de "correr y regresar", con­templando y apartando la mirada, porque ningún ser humano mortal puede mantener de forma continua la concentración en estos niveles y no perecer.